Cuaresma 2017
Queridos amigos, hace unos días conversando con algunas personas se daba esta situación que muy posiblemente también te ha sucedido a ti. Les preguntaba, qué significan los carnavales y a qué nos están preparando. Su respuesta más allá de ser unos días festivos, donde niños y adultos se disfrazan, no sabían responderme con claridad. Me quedé un tanto sorprendido, y me di cuenta que nos encontramos ante una sociedad que celebra por tradición eventos populares desligados de la naturaleza de su origen. Así, si festejamos tradiciones vacías, desligadas de la historia de nuestro pueblo, no las entendemos. Los carnavales y la quema de la sardina aparecieron en la historia por ser los últimos días previos al Miércoles de ceniza para que, en un contexto festivo, los hombres y mujeres despidiesen el tiempo ordinario de su vida con cantos, bailes y comilonas, y se introdujeran en la austeridad de la Cuaresma. Esos días fogosos volverán y cobrarán su pleno sentido con la Resurrección del Señor.
Comenzamos la Cuaresma, ¿sabes lo que significa? La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Durante cuarenta días el cristiano disfruta de un tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recursos más frecuente a las armas de la penitencia cristiana: la oración, el ayuno y la limosna; concentrando así su atención en la Pasión y Muerte del Señor. Los cuarenta días recuerdan los cuarenta años del éxodo del pueblo judío desde Egipto hasta la Tierra Prometida, y el tiempo que estuvo Jesús sufriendo las tentaciones en el desierto.
El Miércoles de ceniza da inicio a la Cuaresma, en la misa de este día se impone en la cabeza del cristiano el austero símbolo de las cenizas con las frases “conviértete y cree en el Evangelio” o “del polvo eres y al polvo volverás”. Este gesto tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad inmortalidad del hombre que necesita ser redimido por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior o exotérico, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado asumir en el itinerario de la Cuaresma, y proyectarlo durante toda su vida. Ayudémonos por medio de esta práctica penitencial a captar el significado interior de este gesto que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación Pascual.
Durante este tiempo de conversión asumiremos prácticas de penitencia como la limosna, la oración y el ayuno. Expliquemos brevemente el sentido de cada una para vivirlas durante todo el año. La limosna significa devolver a Dios lo que nos da, recogiendo la indicación de los libros del Deuteronomio 26, 12-13, Levítico 27, 30, Números 18, 26; con el diezmo nos educamos en la gratitud a Dios, por ello, hasta que no se practica con responsabilidad no se comprende su valor educativo. De ahí el consejo de dar una cuantía de dinero para sostener las necesidades de la Iglesia con libertad, responsabilidad y fidelidad. La oración, siendo un hábito desde que empezamos la jornada, se intensifica en estos días para vivir íntimamente con Dios Padre. Fijarse un tiempo de oración ante el Santísimo Sacramento o el ofrecimiento de obras puede educar el corazón en el diálogo cotidiano con el Padre, evitando así buenos propósitos que nunca se cumplen. Finalmente el ayuno, también la abstinencia de carne el Miércoles de ceniza y los Viernes de Cuaresma, es una práctica común en la tradición de la Iglesia para afirmar tangiblemente que el hombre no vive solo del pan de la tierra.
En la medida que pasaran estos cuarenta días y nos aproximemos a la celebración de la Pascua del Señor se aconseja el fiel cristiano recibir el sacramento de la confesión. Este Sacramento fructuoso en el alma será un encuentro amoroso con Dios Padre que abraza la debilidad del creyente manifiesta en su conciencia durante este tiempo de conversión.
La austeridad de estos días se hace visible en la ausencia de decoración en el templo. Se prohíbe el adorno floral en altares y retablos, así como el uso a la mínima expresión de la música durante las celebraciones litúrgicas. Esta austeridad desaparecerá en la Vigilia de Pascua en favor de la luz y la decoración floral para anunciar al mundo entero la Resurrección de Cristo visible en el amor de los cristianos.
Feliz Santa Cuaresma.
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