EL TEMPLO
PARROQUIA
SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR
FUENLABRADA
HISTORIA
En la actualidad no existen documentos acreditativos sobre en qué siglo se construyó la Iglesia debido a un incendio en el archivo parroquial. Tras las remodelaciones siguientes la configuración de la parroquia ha sufrido grandes cambios respecto del original, manteniendo únicamente su ábside y los altos contrafuertes, presentes en el estilo de la primera mitad del siglo XVI.
Es un templo de base de cruz latina con el crucero o transepto muy corto y un ábside semioctogonal. La nave principal tiene una bóveda de cañón con capillas inmersas en los muros laterales.
En el altar mayor vemos la maravillosa obra en el retablo de José de Churriguera, fechado hacia 1707.
La reconstrucción de la Iglesia de San Esteban de Fuenlabrada comenzó en 1945 con poco más de un millón de pesetas, donde se levantó la torre actual, se incorporó el tejado estilo neoherreriano, bajando la cubierta para dar mayor altitud a la torre. La inauguración fue el 12 de Mayo de 1950 realizada por el Arzobispo Casimiro Morcillo.
Posteriormente se añadieron las tallas y se fue dando forma a los elementos que conforman la parroquia.
EL TEMPLO
La distribución de las obras religiosas y zonas de la Iglesia San Esteban Protomártir de Fuenlabrada puedes observarla en el plano inferior numerado. Cada número corresponde a una obra, donde pinchando podrás acceder a más imágenes e información sobre cada uno de ellos.
Retablo barroco de madera policromada y dorada de finales del siglo XVII. La obra fue contratada a Juan de Ribero, ensamblador vecino de Madrid, contratada el 30 de noviembre de 1683 por una cantidad de 4200 reales, aportados por la Cofradía de Ntra. Sra. del Rosario. Este retablo en la actualidad se dedica a San Esteban Protomártir, titular de esta parroquia, pero en su inicio no fue así, sino más bien a la Virgen del Rosario, quemada en la Guerra Civil por los republicanos. En función de ello se comprende el arco lobulado destinado a resaltar una imagen coronada y el anagrama mariano de la cartela, así como el fondo estrellado de la hornacina y el águila bicéfala del remate del retablo, relacionada con la concesión de la dignidad imperial a la Virgen del Rosario tras la victoria de la guerra contra los musulmanes en Lepanto el 7 de octubre 1571. Esta advocación de la Virgen tuvo gran predicamento en Fuenlabrada llegando a dar nombre a esta parte del crucero y a tener enterramientos de las familias más pudientes a sus pies, por ejemplo Vargas, Pérez Galeote.
Dejamos una foto de la Virgen del Rosario en su fiesta de octubre y en la procesión del Domingo de Resurrección con el Resucitado, el cual junto con el resto de las imágenes de los retablos menores las quemaron los republicanos en el camino hacia Pinto, después de pasar la ermita del Cristo de la Salud. Popularmente se conoció como Virgen de las mozas.
Retablo dorado barroco de planta recta de primeros del siglo XVIII situado en el muro sur del crucero. Este retablo fue costado y dotado económicamente por don Anacleto Ventura Pérez Galeote, oidor de la Cancillería de Valladolid, que lo dejó vinculado al mayorazgo de los Pérez Galeote. La autorización para dicha fundación está fechada en Toledo el 30 de junio de 1729, por lo que el retablo debió hacerse poco después y consta que en 1737 ya estaba levantado.
En su inicio fue dedicado a San Joaquín, en la actualidad se encuentra la Virgen del Pilar, situado en su hornacina central, flanqueada por pilastras y columnas exteriores. En el ático del retablo en su hornacina central hay unas cabezas de angelotes.
Retablo de madera dorada, policromada y estofada de 1673, fecha en la cual se compró la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad para dicho retablo. En la Guerra Civil el bando republicano y vecinos de Fuenlabrada quemaron todas las imagen de los retablos menores, incluida esta, en la zona conocida como La vacada, un lugar de pasto a las afueras del municipio dirección Pinto, en la actualidad comprendería la zona del polígono en torno al restaurante La Capilla Real. El esquema del retablo es idéntico a los otros dos, al de San Francisco y Virgen del Carmen, siendo de la escuela de madrileña a cargo de Pedro de la Torre. Los dorados y policromía del retablo la realizó Alonso Fernández en 1674. Un dato curioso dependiente del inventario de 1895 es la posibidad de que la hornacina central, donde se ubica la Virgen de la Soledad, hubiese sido iluminado con luz natural, pues en la descripción del retablo se dice que, a espaldas de la Virgen, hay una ventana con reja de hierro, tapiada por ambos lados del muro.
Este retablo situado en la primer capilla del lazo de la epístola tiene, como el resto, tres partes: el banco poco desarrollado donde descansan las columnas y las pilastras del cuerpo principal, el cual, segunda parte, está dividido en tres calles por dos pilastras y retropilastras cajeadas, y dos columnas solomónicas. En la calle central del cuerpo principal se abre una hornacina para la Virgen de la Soledad, a los lados de la misma, en la actualidad, se ubican las imágenes de San José y Santa Rita, en su momento estuvieron San Luis y Ntra. Sra. de Fátima. Finalmente en la tercera parte o ático del retablo las pilastras y retropilastras enmarcan un lienzo del Descendimiento y roleos a los lados. La mesa de altar es moderna y en su frontal se venera la imagen del Yacente.
Ambos pasos salen en la Semana Santa.
Capilla Penitencial, presidida por el cuadro de la Virgen de Belén, s.XVII.
Retablo de madera dorada y policromada situado en la segunda capilla del lado de la epístola se data de 1670 y pertenece a la escuela madrileña de Pedro de la Torre, dedicado en su origen a San Francisco. El dorado y el estofado se encargó a Alonso Fernández, vecino de Madrid, como se indica en el contrato para dorar el retablo del Carmen. Este retablo de trazos muy sencillos y claros consta de tres partes: banco, con un sagrario vacío aunque es su día guardase la reliquia de San Blas, cuerpo principal, dividido en tres calles con la imagen central de San Antonio de Padua, colocado ahí en 1976 por ser un espacio capaz de acogerlo, San Francisco, el cual estuvo en la parte central del retablo dedicado a él, y San Antonio Abad, y, finalmente, el ático del retablo con dos pilastras cajeadas con festones de frutos para enmarcar el cuadro de la imposición de la casulla a San Ildefonso de Toledo.
Retablo barroco de madera dorada y policromada con aplicaciones de pan de plata, situado en el brazo norte del crucero, de mediados del siglo XVIII destinado en su origen a la imagen del Stmo. Cristo de la Misericordia, patrón de Fuenlabrada, como se puede observar por la decoración en el frontal de altar, un escudo central con un cáliz, en el fondo del cuerpo central, con una pintura al óleo sobre tabla de la ciudad de Jerusalén y el Monte Calvario así como ángeles con los símbolos de la Pasión y el Espíritu Santo, y en el ático, con un el rostro de Cristo en un paño recordando el encuentro de la Verónica y el Señor camino del calvario.
Este retablo estuvo dedicado al Stmo. Cristo de la Misericordia hasta 1950, a partir del cual se instaló la actual imagen del padre Jesús Nazareno, que procesiona en Semana Santa, abriéndose un hueco en el cuerpo principal para acoger la imagen del padre Jesús Nazareno. Stmo. Cristo de la Misericordia pasó a ocupar la primera capilla del lado del evangelio tras la instalación del retablo actual mandado hacer a los talleres Santa Rufina en 1950, coincidiendo con la finalización de las obras del templo a cargo de Regiones Devastadas.
El retablo original se puede observar en el grabado escaneado e insertado en esta publicación. La imagen del Stmo. Cristo se presenta con faldilla o paño de pureza, algo muy normal para la época al ser una forma de engalanar la imagen. Todavía se conserva alguno en la sede de la Hermandad. La imagen actual no presenta esta vestimenta y no corresponde al original, pues fue quemada en la zona conocida como La vacada, por ser zona de pasto para vacas, camino a Pinto por los milicianos venidos de Getafe y Madrid a Fuenlabrada.
Retablo barroco de madera dorada, policromada y estofada, de planta recta con extremos cóncavos. Fechable en el primer tercio del siglo XVIII. El retablo consta de tres partes claramente diferenciada: mesa de altar de madera dorada y policromada con decoración de guirnaldas y un escudo central con el anagrama del Ave María, el ático enmarcado por pilastras cajeadas decoradas con colgantes de frutos y en la parte central emergen rayos y cabezas de ángeles policromados, y el cuerpo principal presenta una hornacina avenerada y pabellón, con cortinajes estofados, flanqueados por dos columnas salomónicas.